Nací hace bastante tiempo (cada vez más) en Montevideo. Viví en el
exterior, el interior y morí en la capital. Cuando era chico quería ser
basurero, carpintero y de paso presidente. Claramente nunca llegué a
ser nada de eso.
Tiempo después además de robarle la bicicleta a
mi hermana, le robé la remera y ahí me di cuenta que quedaba algo
maraca. En algún momento quise tener un gato hasta que me decidí tanto
por tener un perro, que al final nunca lo tuve. Ah es cierto, el perro
se iba a llamar Claudio.
Siempre tuve héroes, pero no se por
que, ninguno se llamó Harry, o Potter, ni fue vampiro de un
crepúsculo. Capaz que fue la época, yo que sé.
Una vez pensé que
era independiente hasta que me di cuenta que la verdadera independencia
radicaba en llevarle la ropa a lavar a mi mamá hasta que tuviera 30
años.
Otra vez pensé que me gustaba el rock y traté de adoptar esa
vida, hasta que casi no me di cuenta de que: o bien te morís a los 27,
o bien sos un iluminado y la pegas; o sino te tenés que levantar todos
los días a laburar. Así de simple y con grandes tendencias tercermundistas.
Por
suerte estaba bastante crecidito cuando estaba de moda decir que ahora
estaba más en boga madar un mensaje de texto que mirarse a los ojos. En
esta época también me voy de vacaciones, solo por el hecho de ver el
fin del mundo tranquilo y sin stress.
Tuve tuiter
pero nunca dije ahí que no tenía sueño, cuando en realidad me iba a
dormir. Pila de veces dije que me gusta cuando en realidad no lo sabía.
Así de simple, así de caquexico era y muchas veces es, el juicio de
valor que carece de tal.
Espero estar siempre a la altura de las
circunstancias y que las circunstancias no sean mas altas que yo. Me
hubiera gustado quererte como te quiero y no olvidarme nunca lo que sos y
espero que seas para mi.
Y si parece mentira es real y ser un
paloma honestamente poco me importa, casi tan poco como tener la camisa
planchada en el día de hoy.
Besos, bye.