jueves, 11 de julio de 2013

Ayer me dormí



Ayer me dormí y justo cuando estábamos entrando a un sueño de la luna, me di cuenta que estoy tan sordo que no te oí respirar.


Ayer me dormí pero antes se me hicieron un nudo aquellas medias que me había sacado.


Ayer dispuse abrir aquellas puertas que querés que se cierren de par en par. Ayer quise que estuvieras justo cuando no estabas, ayer  quise gritar, fumar y tomar para anestesiar el dolor.


Ayer me horizonté bajo el techo y sonreí al saber que no te encontré en la esquina de mi casa por que nunca estuviste ahí.

Ayer me dormí pero justo antes, abrí lo que se cerró antes de querer dejarlo abierto. Ayer la esquina de mi casa se hizo un cuarto y justito te encontré.


Ayer me dormí pero me desperté justo a tiempo para  saber que ahora se durmió el dolor.


Ayer me dormí y te quise.

Hoy me despierto, salto, relativizo y esgrimo lo que hay frente a lo que ya no. Trato de vivir sin morir en el intento, trato de excretar treinta y tantos años de un ser que no quise ser.


Ayer me dormí y me puse onírico para darme cuenta que no hacen falta ni 20 poemas de amor ni 20 canciones desesperadas; que no hay que ser astronauta ni mucho menos una planta;  que daría el mar entero para tratar de cruzar el fuego y tener el mundo entero. Donde en tu China no hayan más murallas que nos separen las palabras que alguna vez quisiste escuchar.


Ayer me dormí y te tuve al lado.


Ayer me dormí y me quedé sordo de tanto escucharte respirar.