miércoles, 18 de abril de 2012

Que

Que el suelo que piso sea el cielo. Que el cielo que pise este debajo de mis pies así piso esas nubes de algodón.

Que el morbo de tu mirada se transforme en una llamada para decir adiós siendo eso el resumen mal hecho de una historia sin final.

Que las puertas se abran de par en par para cerrarse en mi cara como siempre lo fue. Que ese fue se convierta en sea y que ese sea, lo pueda pisar como esas nubes de algodón.

Que la remera de mi hermana (aquella que me hacía quedar como un putito) me haga quedar como un varón así no me dicen nada y paso inadvertido como siempre pasó.

Que las venas abiertas de Galeano sangren tanto hasta que llegue tu llamada, para decir que estas cuando no estás, que te vas cuando llegas y que al fin y al cabo siempre y aunque tú no quieras vas a estar ahí.

Que no me nombres siempre que mires el cielo y que tampoco me escuches cada vez que sople el viento. Que sepas que estoy cuando me voy dando un portazo a una puerta y que esa puerta siempre va a estar ahí, ahí en ese cielo lleno de algodón. Que ese portazo abra la misma puerta que siempre estuvo abierta esperando que llegues ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enseña tus heridas y así las curarás, que sepa el mundo entero que tu voz guarda un secreto. No menciones tu nombre que en el firmamento se mueren de celos, tus ojos son destellos, tu garganta es un misterio...