viernes, 9 de noviembre de 2018

Anímate

Dale metele que son pasteles.

Vení, corré, haceme un nudo con tus brazos y decime que te querés ir allá donde las puertas no se cierran en esa nave espacial que nunca te dije que tengo escondida por ahí.

Animáte me digo, te digo. Creéme que no es de jipi creer que se puede sentir y vivir haciéndolo sin que nosotros dos seamos multitud. Animáte y ya que estás, ayudame y animáme a hacerlo.

Animáte y dame la inmensidad de lo que pueden ser uno o dos segundos de tu tiempo, dejame mostrarte las cosas que hay mas allá de los campos de frutilla que quedán en la punta de tu nariz.

Dale animáme, sacáme de la cabeza esa idea de que no es necesario hacer la maquina del tiempo por que el tiempo que quiero volver atrás es el que hoy nos dejó acá.
Dale, que mi mundo no es perfecto, tengo bastante mas que nada que no es ni siquiera mucho, tengo pila de remeras con pelotitas y varias de ellas tienen agujeros.
Tengo una bolsa llena de bolitas de colores que le gane a mis compañeritos en la escuela en La Paloma y tengo eso dentro mio, que cada vez que cierro los ojos creo que vas a aparecer ahí justito al lado de la mejor de las estrellas fluo que de chiquito pegué en el techo de mi casa.

Animáte a creer. Yo te prometo que eso, en lo que te digo que creas, no muerde y si juega con fuego de noche, despues no se mea en la cama.

Tengo mucho más que el 2, el 4 y el 5 de la muestra por que ni siquiera se jugar al truco. Tengo un juego mucho mas absurdo, donde los miedos en donde se rigen las cosas de la cabeza se destrancan con la llave de aquellas puertas que ya no precisas cerrar.

Tengo un juego donde animarse es volarse la cabeza y desterrar aquellas cosas que fueron enterradas en lo profundo del genocidio de nuestro ser.

Animarme nunca fue fácil y animarte mucho menos es solo cuestion en creer que se siente creer.

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