viernes, 10 de mayo de 2013

Jardín Japones


Día frio de invierno, el joven camina hacia el museo Blanes; más precisamente hacia el jardín japonés.
Se había bajado del transporte colectivo en Millán y Luis Alberto de Herrera por dos razones: 1 detestaba los bondis llenos; 2 tenía esa maldita pasión de caminar sin paraguas abajo de la lluvia.
El frío de esas tardes que formaban parte del ocaso del invierno y la llovizna, extrañamente lo hacían sentir (como según el algunas veces alegaba) un poco más vivo….
Shuffle en el modo de reproducción de su emepetrés.Otra de sus manías.Le hacía recordar un poco a su vida.
Estaba frio como la puta. Si aquella señora que tuvo ese hijo que en algún momento te cago la vida. Igualmente, el estaba inalterado

Se sienta en un banco (y después de putear por que se le mojo el culo) observa a su alrededor y casi casi, se siente bien.

En realidad no era eso.

El disfrutaba de la soledad.
Tenía que irse a mas de 50 cuadras de su casa para poder sentirse solo y así de ese modo comenzar el viaje
Saca una caja de cigarrillos; prende uno y por decimosegunda vez en el día se recuerda que tiene que dejar esa mierda.
Así como no todo lo que brilla es oro, su cabeza ahora pregonaba la falta de prescindibilidad que tenemos nosotros hacia con nuestro entorno.
O sea…pase lo que pase el mundo va a seguir girando, las causas y los efectos van a seguir sucediendo y lo mejor de todo…no va a hacer falta que nosotros estemos en el circo.

Duro para el egocéntrico (como él) pero verdadero como el dolor de cabeza que viene cuando se toma muy rápido helado…
Le gustaba mantener el control de todo, se jactaba de tener una inteligencia cognitiva promedio; pero se consideraba un superdotado a lo que a la inteligencia emocional se refiere.
Eso hasta que por una vez en su vida se sintió valorable para algo.
Si bien gozaba de buena salud y de un pasar económico normal, el mero hecho de atravesar el tiempo e ir pasando a través de los acontecimientos no le generaban nada.
Así de inteligente y asi de mariquita. La puta vida le saco muchas cosas. La puta vida le saco muchas cosas. La puta vida generó un cascarón.
Era invierno y estaba fe.
La naturaleza brinda un espectáculo destacable, a pesar de ser pleno invierno, un árbol que se encuentra completamente sin hojas está absolutamente florecido, es un Sakura.
Fija su mirada en dicho árbol, recorre sus ramas a la distancia; tratando de revivir el momento donde por primera vez, en más de un lustro, si se sintió importante…haciendo esto, que la gráfica de la función de su vida tuviera un punto de inflexión jamás esperado…

…como decía su gordo profesor de Cálculo “…la Matemática a veces te sorprende…”
Solo recuerda la frase y el posterior abrazo y la meada del jefe por que, rato después, se quedo conlacabezaenotracosa pensando en eso y en por que mierda le había afectado tanto…
“Que alegría que te vi” fue lo que le dijo la botija, con la que hacía “un tiempo” venía frecuentando burdeles de la vasta noche de Montevideo.
No hacía falta ser el Pedro Almodóvar de las relaciones humanas para entender que ella quería ir un poco más allá con todo, mientras que el quería sacarse las ganas de pasar un buen rato con la buena compañía que ella tenía para ofrecerle…
El sentía estar cerca de ser imprescindible.
Ella ya lo era en su cabeza.

Entre tanto, aparece un guarda parques haciendo gestos y ademanes; el joven se quita el auricular izquierdo y dirige su mirada hacia el hombre. El guarda parques, en un tono poco amable (notoriamente afectado por las ganas hacer otras cosas antes de salir a mear a un botija) le indica que ahí no está permitido fumar.
 Apaga su cigarro en la suela del chanpión, lo envuelve en un pañuelo descartable y lo guarda en un bolsillo para tirarlo más tarde.
Hace casi un mes de la frase de la chiquilina y no la había vuelto a ver por excusas tales como el trabajo, el estudio, la mar en coche y la madre que los parió…

A pesar de lo fuerte que apretaba el nudo en la garganta y frío se coloca nuevamente el auricular y fija su mirada en esa rama florecida, centrándo su atención en una frágil flor rosa difuminada a blanco.

El guarda parques, sentido por el frio, se dirige al edificio contiguo; el joven nuevamente prende el pucho que habia quedado en el puñelo, sin perder de vista la frágil flor elegida.
Y en un plis plás una sudestada se levanta, golpeando las ramas del Sakura. La frágil flor se desprende y así como así, la flor había dejado de ser parte de ese árbol.
Ese día, el tenía libre en el trabajo, por lo que la invito a su casa a pasar un rato y tratar de expresarle su interés dando libre albedrío al puto destino…cosa que odiaba ya que no tenía la habilidad de controlarlo.
Ella llega y el nuevamente se siente raro…
Capaz que era por que nunca las mariposas se habian puesto a revolotear en su panza, o por que las ganas que tenía que ella formara parte de su abrazo eran tan grandes como el sol que se va en una tarde de verano en Rocha. Yo que se.
Más tímida que nunca y displicente por excelencia, ella atina a cerrar el abrazo sin antes hacerle ver que tenían algo de que hablar

Posterior a eso vio que la peor arma que pudo utilizar jamás fue su supuesta inteligencia emocional ya que según ella fue lo que más los alejo cuando más lo necesitaba...
Cayó la ficha. Ella, al igual (tal como le pasó a el en algún día) HOY se sentía mejor sola que mal acompañada.

Cayo la ficha. Segundo créito.
Tenía el corazón roto…no tenía claro si por amor o por que esa situación formaba parte del 1% de las situaciones que se le iban de control…no importa ya…la quería, sentía que la necesitaba…pero por más que le cantara una serenata, la llevara al estadio, a un toque o le escribiera el decálogo del buen varón….NADA iba a hacerla cambiar de opinión…
Cayo la ficha.
Tenía el corazón roto.
En ese momento decide retirarse considerando que el frío le estaba intimidando la garganta…claro...era el nudo ahí ubicado que tiraba más que una yunta de bueyes lo que lo hizo aflacar…
Larga la última bocanada de humo, apaga su cigarro contra la ventana de la caseta del guarda parques…continúa su solitario camino…dando vuelta la página (de quien como el a veces le gusta rotularse) de la historia del capitán angustia.

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